Un proceso común en muchos trastornos
En la práctica clínica, no es raro encontrar pacientes que, más allá de su diagnóstico, presentan un mismo patrón mental: pensamientos que giran una y otra vez en torno al malestar, sin resolución. Este fenómeno, conocido como pensamiento negativo repetitivo (PNR), se manifiesta tanto en la rumiación depresiva como en la preocupación ansiosa.
Un reciente metaanálisis publicado en Psychological Medicine confirma que la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es eficaz para reducir este proceso transdiagnóstico, y que su eficacia se multiplica cuando el tratamiento está diseñado específicamente para abordar el PNR.
La relevancia del enfoque transdiagnóstico
Durante décadas, los modelos clínicos han clasificado los trastornos mentales en categorías diagnósticas (depresión, ansiedad, TOC…), lo que ha generado tratamientos específicos para cada uno. Sin embargo, esta división ignora la alta comorbilidad entre pacientes y el papel de procesos compartidos, como la rumiación, la preocupación o la evitación cognitiva.
El enfoque transdiagnóstico propone que intervenir sobre estos mecanismos comunes puede mejorar la eficacia terapéutica y la prevención de recaídas. En este contexto, el PNR se reconoce como un factor de vulnerabilidad transversal, implicado en la aparición, mantenimiento y cronificación de diversos trastornos emocionales.
El metaanálisis: resultados clave
El estudio analizó 55 ensayos controlados aleatorizados (RCTs) con casi 5.000 participantes, integrando datos de TCC aplicada a distintos diagnósticos y tipos de intervención.
Los resultados fueron claros:
- Eficacia global: efecto moderado-alto en la reducción del PNR (g = -0.67).
- Tratamientos específicos: las intervenciones centradas en PNR, rumiación o preocupación fueron casi el doble de eficaces (g = -0.99) que los enfoques generales (g = -0.56).
- Estabilidad de los efectos: la mejoría se mantuvo en el seguimiento a corto plazo (4 meses).
- Variables no determinantes: ni el formato (individual, grupal, online) ni la duración fueron decisivos, aunque el número de sesiones correlacionó positivamente con la magnitud del cambio.
Estos hallazgos confirman que el proceso de pensamiento en sí mismo —más que su contenido— predice la psicopatología y la respuesta al tratamiento.
Implicaciones para la práctica clínica
Para el terapeuta, estos resultados tienen consecuencias directas:
- Evaluar el PNR en cada caso, más allá del diagnóstico, permite afinar la formulación clínica.
- Intervenir sobre el proceso, no solo sobre el contenido del pensamiento, es clave.
- Incorporar técnicas específicas —como la TCC centrada en la rumiación o los programas online de manejo de la preocupación— puede potenciar los resultados.
- El entrenamiento en metacognición y atención plena sigue mostrando valor añadido dentro del marco cognitivo-conductual.
📚 Para profundizar
- Stenzel, K. L. et al. (2025). Efficacy of cognitive behavioral therapy in treating repetitive negative thinking, rumination, and worry – a transdiagnostic meta-analysis. Psychological Medicine, 55, e31.
- Watkins, E. (2016). Rumination-focused Cognitive-Behavioral Therapy for Depression.
- Wells, A. (2009). Metacognitive Therapy for Anxiety and Depression.
- Curso CPAARONBECK: Análisis Funcional y Planificación del Tratamiento Psicológico.
- Curso CPAARONBECK: Evaluación y Tratamiento Cognitivo-Conductual de la Depresión
Resumen final
El pensamiento negativo repetitivo constituye un mecanismo transdiagnóstico clave en múltiples trastornos mentales. La evidencia muestra que la TCC es eficaz para reducirlo, especialmente cuando se adapta a sus formas específicas —rumiación y preocupación—.
Incorporar este enfoque transdiagnóstico en la práctica clínica cotidiana puede mejorar la precisión terapéutica, la prevención de recaídas y la comprensión global de los procesos que sostienen el malestar psicológico.




