En medio de la devastación causada por las recientes inundaciones en Valencia, la Unidad Militar de Emergencia (UME) ha desplegado un equipo de 25 psicólogos militares, liderados por la teniente coronel María Pilar Bardera. Su misión es proporcionar apoyo psicológico tanto a las víctimas como a los rescatistas que enfrentan el trauma de la tragedia.
La teniente coronel Bardera, con casi diez años de experiencia al frente del Servicio de Psicología de la UME, ha estado presente en diversas catástrofes, desde terremotos hasta la pandemia de COVID-19. Su amplia trayectoria la ha preparado para abordar las heridas emocionales que surgen en situaciones de crisis. “Todos cambiamos tras el 11-M y el COVID, y todos cambiaremos tras esto”, afirma Bardera, subrayando la profunda huella que estos eventos dejan en la psique colectiva.
El equipo de psicólogos se organiza en “cuatro células” para maximizar su eficacia. Dos equipos móviles se desplazan a las áreas donde los rescatistas están trabajando, ofreciendo apoyo inmediato en momentos críticos. Un grupo se encarga de la atención a los familiares de las víctimas, mientras que otro se ocupa de la coordinación y gestión de las operaciones. Esta estructura permite una respuesta rápida y adaptada a las necesidades de cada situación.
Bardera destaca que, a pesar de que las inundaciones suelen considerarse catástrofes con menor impacto traumático, la realidad en Valencia es diferente. La fatiga por compasión, un fenómeno que afecta a quienes ayudan a las víctimas, es una preocupación constante. “Es fundamental que los rescatistas tomen descansos y se cuiden emocionalmente”, explica.
La atención psicológica no solo se centra en las víctimas, sino también en los intervinientes, quienes pueden experimentar un desgaste emocional significativo. La UME realiza evaluaciones psicológicas para asegurar que todos los involucrados estén en condiciones óptimas para continuar con su labor.
En conclusión, la labor del equipo de psicólogos de la UME es esencial para ayudar a las personas a enfrentar el trauma y la pérdida, ofreciendo un rayo de esperanza en medio de la adversidad. Su compromiso con la salud mental en situaciones de emergencia resalta la importancia de la psicología en la recuperación tras desastres naturales.